miércoles, 21 de enero de 2015

Denominación de origen fracasa por amenaza pirata

El Financiero
Denominación de origen fracasa por amenaza pirata
La falta de Normas Oficiales adecuadas provoca que productores, artesanos y consumidores se enfrenten a la piratería tanto nacional como asiática, las cuales no cuentan con las características originales; el tequila, la talavera poblana, las cajas de Olinalá y el mezcal son de los productos más afectados.

CIUDAD DE MÉXICO.- Las cajas de Olinalá, Guerrero, que cuentan con la denominación de origen y que han sido elegidas como presentes diplomáticos o regalos dignos de representantes religiosos como Juan Pablo II y Benedicto XVI o de la Reina Isabel II y más recientemente del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pero sufren la falta de protección, la piratería y el intermediarismo que se han convertido en una amenaza.

La falta de normas oficiales claras provoca que tanto productores como consumidores se enfrenten a engaños y competencias desleales, no sólo de nacionales sin certificar, sino de origen asiático, que a pesar de su gran parecido no cuentan con las características de los productos mexicanos originales, que son desplazados.

El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tiene registrados 14 productos que cuentan con denominación de origen, que es el nombre de una región que sirve para designar un producto que es fabricado con características inconfundibles. Actualmente 250 mil familias del país dependen de los ingresos que generan los productos con esas particularidades.

En el sector bebidas se encuentran el tequila, mezcal, bacanora, sotol y charanda. De artesanías: la talavera, las cajas de Olinalá y ámbar de Chiapas. Y en la horto-fruticultura se cuenta con el Café Chiapas, Café Veracruz, mango Ataulfo del Soconusco, Chiapas, además de la vainilla de Papantla, chile habanero de la Península de Yucatán y arroz del estado de Morelos.

Isay Rosendo, integrante del Consejo Regulador de Olinalá, reconoció que pese al esfuerzo que realizan los productores para homologar la calidad de los materiales y contar con la denominación de origen, mientras las cajas a nivel internacional se venden en más de 5 mil pesos (400 dólares), a los artesanos sólo les pagan 180 pesos.

Esto desalienta la participación de los artesanos, prueba de ello es que sólo 20 de los alrededor de 270 artesanos que elaboran cajas de Olinalá están certificados y trabajan bajo la denominación de origen.

FALTAN NORMAS OFICIALES

Si bien la certificación permite tener incrementos de hasta 300 por ciento en algunos productos, la falta de Normas Oficiales adecuadas no permiten tener un valor agregado al enfrentar competencia no sólo con otros artesanos de la zona, sino de la piratería.

Aunado a ello, indicaron productores, el apoyo de las autoridades ha sido mínimo pues organismos como el Instituto Nacional de la Economía Social (Inaes), adquiere sus productos a precios realmente bajos que multiplican por mucho al exhibirlos para su venta en sus locales.

“Para fabricar una caja de Olinalá de aproximadamente 20 centímetros por 12, invertimos 100 pesos y el Inaes nos paga por ésta 180, pero ellos la venden hasta en 600 pesos, creemos que debemos recibir al menos 500 pesos por pieza para tener realmente un beneficio económico y mejores ganancias”, dijo Rosendo.

Lo anterior debido a que los altos precios benefician en poco a los productores y en contraste se convierten en artículos inaccesibles para los hogares mexicanos, que optan por imitaciones con precios de apenas 20 por ciento de su valor real.

Esta misma situación se enfrenta en otros productos. El presidente del Consejo Regulador de Talavera, Miguel Ángel Merlo Ramos, afirmó que la falta de normas adecuadas ocasionan competencia desleal de esta industria, cuyo valor actual es superior a los 300 millones de pesos al año, pero que tendría un potencial tres veces mayor.

La talavera certificada de Puebla se vende a Estados Unidos Asia, Europa, África y toda América Latina, no obstante sólo nueve de los más de 200 productores de la zona cuentan con la certificación de denominación de origen.

Otro producto es el arroz de Morelos, que pese a estar certificado se encuentra pronto a convertirse en empacador del cereal que se importa de Asia, advirtió el presidente del Consejo Nacional de Productores de Arroz de México, Pedro Alejandro Díaz Hartz. La producción nacional del cereal se mantiene en las 220 mil toneladas anuales, mientras que la demanda del país es de un millón 150 mil toneladas, dijo.

Mucho camino por recorrer en materia de protección: IMPI

El Reconocimiento la defensa y el adecuado aprovechamiento de las denominaciones de origen podrán traducirse en desarrollo económico para diversas zonas de país, pues en la medida en que se segmenta la oferta se puede obtener más valor, generando mayores ingresos para las familias que los producen, asegura Eliseo Montiel, director Divisional de Marcas del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

¿Qué es y cómo funciona una denominación de origen?
Una denominación de origen (DO) es el nombre de la región del país, con un producto que tiene cualidades y características que se deben exclusivamente al medio geográfico y a los actores naturales como aire, la tierra, el clima, agua, composiciones naturales y factores humanos. Para que un producto obtenga la declaratoria de protección de la DO se requiere acreditar el interés jurídico y mediante estudios  técnicos, los origines humanos y naturales para que el IMPI emita una declaratoria de protección. De ahí los productores tiene que organizarse para poner las reglas claras y para eso se tiene que crear una Norma Oficial Mexicana que establezca los principios básicos sobre la producción, elaboración, envasado y su trazabilidad para que mantenga su características y cualidad.

¿Qué tan avanzado está México en denominación de origen?

Por su pluralidad y riqueza hay muchos productos que se deben analizar y ver el potencias que tiene para acceder a esta DO. Cada país tiene una dinámica diferente en cuanto a reconocimiento, hay países que tienen una cultura ancestral en estas DO como es Europa con Francia, Italia y España que tiene una cultura de más de  500 años de proteger estas figuras, entonces creo que México tiene también esa posibilidad y el gran reto, y en eso estamos, en identificar lo que realmente se podría tener denominación de origen para que se proteja.

¿Qué beneficio trae la denominación de origen a quienes se certifican?
Lo mejor de una denominación de origen es que ese producto ya no se hace un genérico, es único y exclusivamente de la zona, al final del día goza de cierta reputación y características propias y tiene la exclusividad para los usuarios autorizados a que solamente ellos lo produzcan, lo fabriquen o lo comercialicen y no lo puedan producir en ningún otro lado.

Aquí lo importante es que los productores mismo se den el valor agregado, ya tienen la declaratoria de protección por parte del IMPI, ahora vamos a organizarnos para que todos cuidemos que tenga esas características de calidad para que se lo podamos vender mejor tanto en México como el extranjero.
Y en lo económico, realmente no entendemos a una DO o un derecho de propiedad industrial si no genera dinero en el comercio, entonces hay que aprovechar esos derechos.

¿Qué hace productor protegido con la DO cuando ve artículos piratas que se ostentan como originales?
Tienen que avisar a las autoridades sobre alguna competencia desleal en el mercado, aseveró Montiel.


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